A la raíz: Aproximación al patriarcado tecnológico (Parte 1 de 2)

Siguiendo el esquema que presentamos en la primera entrada, la reflexión sobre las relaciones entre tecnología y género no encontrará a simple vista aquellas categorías y conceptos que, más allá de una descripción de actualidad, nos permitan abordar con rigor el origen del problema, demarcar sus dimensiones y descubrir, de entre todas las posibles, las más notables de sus causas.

A lo largo de esta entrada trataremos de responder una pregunta cuya mención no nos otorga todavía la posibilidad de su respuesta: ¿qué es el patriarcado tecnológico? Para enfrentarla debemos antes tratar de definir qué es el patriarcado y de qué modo o en qué contexto lo introducimos cuando queremos, rescatar de todas las significaciones de este, su carácter tecnológico. Luego, siguiendo la costumbre -más habitual que clarificadora- de comenzar por el principio nos preguntamos: ¿Qué es el patriarcado?

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Caliente, caliente, pero ya llegaremos a eso.

En su origen etimológico «mando/gobierno de los padres» ya encontramos ciertas notas distintivas que debemos tener en cuenta. El mando o gobierno, en relación a un grupo de personas, y de los padres, que a diferencia del concepto de hombre nos remite a su carácter históricamente sucesivo. Ya sabemos que es una disposición hereditaria del poder dentro de un grupo organizado como tal, y en tanto que organizado respecto de sí, político. Como característica primaria de un grupo político, solemos entender bajo el nombre genérico de «sistema» la organización propia de las relaciones de poder que articulan la unidad de dicho grupo, las cuales, englobando la acción tanto colectiva como individual, de sus miembros, así como de su actividad económica (entendiendo el factor económico como actividad garante de la supervivencia: en este caso del sistema), remite a un poder activo que requiere para sí su realización y su garantía, ya sea mediada o violenta (como contrario a natural o inercial).

Partiendo del carácter sexual inherente a la figura del padre diremos que patriarcal es, siguiendo lo dicho, aquel sistema político en el cual las relaciones de poder entre sus instituciones o miembros se articulan en torno a una autoridad sexual capaz de garantizar y perpetuar el mando del varón a través de reglas cuyo cumplimiento viene, en último término, garantizado por la violencia.

Así, el patriarcado tecnológico: ¿quedaría subsumido bajo esta definición considerando que la tecnología es una dimensión subordinada a la política?¿O sería en cambio la dimensión tecnológica la que configura las relaciones políticas?¿Podrían ser acaso caracteres antropológicos independientes, por lo que no podríamos concebir la una sin la otra?

Para responder a estas preguntas nos vamos a servir de dos líneas argumentativas relacionadas entre sí. En primer lugar, aludiendo a las bases arqueológicas de la revolución patriarcal, que evidencia la importancia de los medios de relación técnicos y simbólicos como forma de dominio de la naturaleza y de configuración de la realidad en el sentido místico-religioso. Ambas dimensiones, técnica y religiosa, carecen de límites definidos dentro de su dimensión cultural. En segundo lugar, una vez destacada la importancia del símbolo y su alcance dentro de los distintos hábitos de un grupo, el concepto del sociólogo francés Pierre Bourdieu, la violencia simbólica, donde el significado de los objetos y representaciones de nuestro entorno van a jugar un papel decisivo en los roles de poder que condicionan las relaciones a todos los niveles de los miembros de un grupo.

En la segunda parte de esta misma entrada titulada A la Raíz se desarrollarán ambas líneas argumentativas para responder, por fin, a la pregunta que interroga por la interdependencia, subordinación o primacía de la dimensión tecnológica frente a la política.

«De la misma forma que un pueblo lleva a cabo la devaluación simbólica del pueblo enemigo para lograr que sus habitantes se odien y traten de exterminarse mutuamente, el hombre ha necesitado una operación simbólica de gran envergadura para dividir la realidad en dos esferas y lograr que la mitad de la Humanidad se subyugue a la otra mitad»

Carol Herrera Gómez – La revolución patriarcal y el fin de las deidades femeninas ( http://haikita.blogspot.com.es/2010/04/la-revolucion-patriarcal-y-el-fin-de.html )

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